MACHU PICCHU

MICROPOST #3: EL BUS K TRAIL
Todos los caminos conducen a Machu Picchu, es verdad, pero todos son caros. Es que en Perú podés dormir por poca plata, comer por monedas, pero si querés conocer alguna de sus atracciones turísticas vas a tener que desembolsar bastante dinero. Más aún si se trata de la ciudadela perdida de los Inkas. Cientos de dólares tenés que gastar para hacer el famoso Inka Trail (camino del inka), y no mucho menos si elegís tomar el tren hasta Aguas Calientes. Por eso para los viajeros de bajo presupuesto las opciones se complican. Es así que empezó a cobrar popularidad una tercera vía: el camino por Hidroeléctrica. Aunque algo precario es mucho más económico que los tradicionales. Esa fue la forma que, junto a Sergio y Ani ( de Abrazamundos ), elegimos para desandar los pasos hacia Machu Picchu.
Arrancamos bien temprano para alcanzar el bus de las 7:00 am hasta Santa María (finalmente salió a las 8:00- 15 soles). Son unas seis horas de serpenteantes subidas y bajadas en un micro destartalado, y para cuando llegás a Santa María,  un pueblito diminuto, ya estás bastante cansado y recién estás en la mitad del recorrido. Luego tomás un taxi hasta la estación de Hidroeléctrica,  otra hora y pico de camino de cornisa, esta vez, de ripio (15 soles por persona). Esta estación es simplemente eso, una pequeña estación,  dos o tres puestos que venden comida y una casita del Parque Nacional donde te tenés que anunciar.  A partir de allí sólo queda caminar por las vías, rodeados de la vegetación exhuberante de la zona y bordeando el río Vilcanota, como si estuvieras en la película "Cuenta Conmigo (Stand by me)". Fueron tres horas de caminata hasta Aguas Calientes. Ya era de noche cuando nos quedamos en un pequeño hostel (15 soles cada uno) para recuperar energías.
La expedición continuó a las 5:00 am del día siguiente con el último esfuerzo, la subida a Machu Picchu (para evitar los 9 dólares de la combi). Una hora de empinadas escaleras inkas se quedan con las pocas fuerzas que te quedan y, arrastrando los pies, llegás, jadeante, a la base de la ciudadela.
Una densa capa de niebla estira el suspenso por casi media hora más hasta que, cuando comenzamos la visita guiada (10 soles), la imponente estructura emergió, perezosa, desde las nubes mostrando toda su majestuosidad. Recorrerla es, simplemente, único,  excitante.
Como mi boleto incluía también la Montaña Machu Picchu, apenas descansado tuve que enfrentar un matador ascenso de una hora y media más hasta los 3000 metros de su cumbre. Las vistas desde allí  son definitivamente impresionantes.
Hasta aquí,  la experiencia es genial, cansadora pero genial.
El problema es, creo yo, resolver la vuelta. En nuestro caso no estuvimos dispuestos a gastar ni en combis ni en tramos de trenes, así que repetimos el largo recorrido inicial con un adicional molesto,  los horarios. Para evitar que el bus haga el recorrido Santa María - Cusco de noche, debíamos asegurarnos de tomarlo no más tarde del mediodía, lo que implicaba conseguir los primeros taxis en Hidroeléctrica,  a las 7:20 am. Esto significó empezar nuestra caminata desde Aguas Calientes a las 4:00 am.
Para cuando pusimos un pie en Cusco (03:00 pm), en lo único en lo que pensábamos era en dormir un día entero para reponernos de semejante travesía.
Hay opciones que, si el presupuesto lo permite, pueden alivianar un poco el regreso: tomando el tren hasta Ollantaytambo, o el tramo hasta Aguas Calientes, o reemplazando el bus por una combi. La satisfacción de recorrer las ruinas está garantizada, sólo explico las opciones para que cada uno pueda organizar sus horas de descanso.

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