Cómo no pude sacar una foto como la gente a un cóndor a
pesar de que los tuve cerquísima, se me prendió fuego la boca con el rocoto
relleno y conocí un rincón escondido de Arequipa con un puente hecho por el
mismísimo Eiffel.
Eran las 4 de la
mañana cuando comprobé algo que sería una constante en el viaje: en Perú no hay
líneas rectas. Faldeando montañas, la combi se sacudía de lado a lado en una
sucesión interminable de curvas y contra curvas que hacía imposible el dormir
en las casi 3 horas que dura el sinuoso trayecto hasta la primera parada del
Tour, Chivay. Con un frío imposible nos bajamos a un puestito a pagar el boleto
turístico (40 soles) y de ahí fuimos a desayunar. El pueblo es bien sencillo y
humilde, con casitas bajas y calles de tierra. En una de esas casitas
funcionaba el restaurant. Me senté al lado de un tipo simpático llamado
Giuseppe. Fotógrafo y viajero solitario, el italiano fue la presa ideal para mi
primera excursión en soledad. Lo maté a preguntas sobre fotografía y destinos
exóticos y se convirtió en mi compañero de aventuras del día; junto a él y a
Josefina y Gustavo, una pareja de sanjuaninos, compartimos mates y charlas a lo
largo del paseo.
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Cañón del Colca |
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Cañón del Colca |
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Cañón del Colca |
Luego de desayunar volvimos a la combi para comenzar el
recorrido. El paisaje del Cañón del Colca (uno de los más profundos del mundo)
es sencillamente impresionante. Es difícil no conmoverse ante tamaña
demostración de belleza natural mezclada con ruinas de culturas Incas y Pre
incas. Nos detuvimos en un par de puntos panorámicos muy lindos antes de llegar
al lugar por todos esperado: el mirador de la Cruz del Cóndor. Nosotros
elegimos llegar caminando por un sendero que discurre en la ladera de la
montaña y permite un contacto mayor con la inmensidad de la geografía, incluida
la posibilidad de apreciar de más cerca el sobrevuelo de los cóndores. La experiencia con estas aves es simplemente
fascinante, pasaban 1, 2,3, 5 a escasos metros por encima de nuestras cabezas,
en un vuelo mágico. No aletean, simplemente planean, despliegan esos 3 metros
de alas aprovechando las corrientes de aire y surcan el cielo arequipeño.
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Cruz del Cóndor
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Cruz del Cóndor |
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Cruz del Cóndor |
El tiempo que te dejan en el mirador es suficiente para
llenarte los ojos de esa experiencia impresionante. Capítulo aparte merece mi lucha por lograr una foto como la gente, yo veía a Giuseppe tirar para todos lados, en ráfaga, y yo, con mi vieja lumix, tardaba una eternidad en cada toma, para cuando terminaba de grabar el bicho ya se me había ido. El resultado es el que ven, parecen casi sacadas con un celular pero, bueno, créanme que tener esas aves ahí, tan cerca, es maravilloso.
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Cruz del Cóndor |
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Cruz del Cóndor |
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Cruz del Cóndor |
Luego comienza el regreso
en el cual te agregan un par de paradas demasiado hechas-para-el-turista para completar el tour full day. Paramos en
un pueblito diminuto (creo que se llamaba Maca) con su polvorienta calle
principal con puestos de artesanías y su infaltable iglesia. Acá el efecto gringo se hacía evidente en la cantidad de nenes con llamitas y
tipos con águilas que te abordaban ni bien descendías para que te saques una
foto. La sensación que nos quedó tanto a Giuseppe como a los chicos sanjuaninos
y a mí fue que no había otra cosa, otro atractivo, te bajaban ahí para eso.
Luego paran en unas piscinas termales en Tambo Puyé, también demasiado armado,
programado, 40 minutos y la entrada no está incluida. Nosotros no fuimos y
preferimos sacar fotos por ahí y tomar mate a la vera del río. El almuerzo lo
hacés en Chivay donde te dejan en un restaurant con menú buffet (25 soles +
bebida). Con Giuseppe hicimos la nuestra y nos fuimos para la plaza y comimos
unos sandwichs con gaseosas (15 soles) en un barcito.
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Pasen y vean. Todo para el turista |
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Todo para el turista |
Posteriormente a la comida se para en el Mirador de los
Andes a 4910mts de altura, donde se pueden apreciar los volcanes de la zona. En
la ruta de regreso a Arequipa nos detuvimos dos veces para ver las llamas y
alpacas pastando al costado del camino, con un marco espectacular. Tipo 4.30 de
la tarde te dejan en la ciudad.
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Tambo Puyé |
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Llamas al costado del camino |
Esa noche con la familia Latorre continuó mi curso
introductorio a la comida arequipeña, je, pasando por varios condimentos
picantes y verduras raras, y que terminó al día siguiente en un restaurante
típico. Los que recuerdo son:
Rocoto relleno: ají rocoto relleno (muy picante)
Chicharrón de chancho: chancho frito en su propia grasa.
Pollo a la brasa: pollo rostizado
Churros picantes: salchicha hervida con rocoto seco
(terriblemente picante)
Canchita: maíz frito.
Salsa de ají: mortal, parece tabasco.
Rocoto molido: otro condimento muy picante.
Huancaína: riquísima salsa a base de ají con huevo, maní,
leche, queso y más ingredientes.
Chicha morada: jugo a base de chicha (choclo)
Energina: gaseosa a base de Hierba Luisa y agua mineral. Muy
rica, parece un chupetín de limón.
Cola escosesa: otra gaseosa con agua mineral. Parece jarabe
para la tos.
Mi último día en Arequipa arrancó con otra linda sobremesa
en el desayuno, con mucha charla de la que destaco un comportamiento
aparentemente típico de la región: la nevada. Afirman que el estar rodeados de
volcanes afecta el humor de los arequipeños provocando momentáneas erupciones en su carácter que las llaman
nevadas. Interesante. Luego me pasé 3 horas sacando fotos en el Convento de
Santa Catalina, un hermoso edificio-ciudadela colonial (35 soles la entrada). Es
un lugar fascinante para quien guste de la fotografía y por eso le dedicaré un
post aparte.
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Convento de Santa Catalina |
Al mediodía Fiorella me mostró un rincón poco conocido de la
ciudad, el Puente de Fierro desde el que se tienen unas hermosas vistas del
lugar y el que se supone fue construido por Alexandre Eiffel (el mismo de la
torre parisina). Durante el almuerzo noté que había perdido la memoria de la
cámara de fotos y ahí me volví loco porque perdía mucho material valioso y
sobre todo las tomas del convento. Me fui corriendo de nuevo a Santa Catalina,
busqué por todos lados pero no la encontré así que me pasé otra hora y media
tratando de sacar las mismas fotos.
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Puente de fierro |
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Arequipa desde el puente |
Luego llegó la hora de la despedida de mi familia adoptiva
por cuatro días. Muy linda. Besos, abrazos y promesas de visitas posteriores.
Con la emoción todavía a flor de piel me fui a la noche al terrapuerto a tomar
el bus hacia Ica, para llegar a mi próximo destino el Oasis de Huacachina.
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Con Fiorella y Theresa |
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Un cielo que nunca voy a olvidar |
Si querés conocer experiencias de otros viajeros, acá dejo el enlace:
El valle del Colca. De Callejeando por el mundo.